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Crisis de valores

Cuatro años han pasado desde que comencé aquella aventura llamada emancipación, (hecho que como sigamos así pronto nos parecerá extraño); atrás quedaron aquellas despedidas, y las primeras y difíciles semanas lejos de algo tan importante (si no es lo más) como es la familia. Aunque apenas nos separaban un par de cientos de kilómetros, cada vez que volvía a casa de mis padres la sensación de que algo me había perdido era mayor; había momentos que me sentía como un extraño, y otros incluso pensaba que el distanciamiento con mi familia no era solo cuestión de kilómetros. Son momentos difíciles no solo para ti que te vas de casa, sino para los que quedan atrás, porque ellos también tienen que acostumbrarse a vivir sin ti.

Ahora, después de todos esos buenos y malos momentos, creo que ese distanciamiento fue positivo, porque gracias a él he aprendido a valorar más a mi familia y es ahora que vivo lejos cuando más unido me encuentro con todos ellos.

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¿Y por qué me ha dado por pensar  en todo esto? Bueno, quizás los 80 minutos que nos hemos tirado mi hermano y yo al teléfono tengan mucho que decir en esto. Vale, algunos pensarán que el hecho de tener un blog conjunto es una razón de peso para mantener una conversación tan larga, pero nada que ver, 80 minutos dan para mucho, y entre el cine, los juegos, el fútbol y las banalidades, me quedo con una cosa: Los valores. Así dicho, suena extraño, y otros (no tienen por qué ser los mismos de antes) pueden pensar que hablamos de dinero. Pues no.

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