Crisis de valores

Cuatro años han pasado desde que comencé aquella aventura llamada emancipación, (hecho que como sigamos así pronto nos parecerá extraño); atrás quedaron aquellas despedidas, y las primeras y difíciles semanas lejos de algo tan importante (si no es lo más) como es la familia. Aunque apenas nos separaban un par de cientos de kilómetros, cada vez que volvía a casa de mis padres la sensación de que algo me había perdido era mayor; había momentos que me sentía como un extraño, y otros incluso pensaba que el distanciamiento con mi familia no era solo cuestión de kilómetros. Son momentos difíciles no solo para ti que te vas de casa, sino para los que quedan atrás, porque ellos también tienen que acostumbrarse a vivir sin ti.

Ahora, después de todos esos buenos y malos momentos, creo que ese distanciamiento fue positivo, porque gracias a él he aprendido a valorar más a mi familia y es ahora que vivo lejos cuando más unido me encuentro con todos ellos.

familia

¿Y por qué me ha dado por pensar  en todo esto? Bueno, quizás los 80 minutos que nos hemos tirado mi hermano y yo al teléfono tengan mucho que decir en esto. Vale, algunos pensarán que el hecho de tener un blog conjunto es una razón de peso para mantener una conversación tan larga, pero nada que ver, 80 minutos dan para mucho, y entre el cine, los juegos, el fútbol y las banalidades, me quedo con una cosa: Los valores. Así dicho, suena extraño, y otros (no tienen por qué ser los mismos de antes) pueden pensar que hablamos de dinero. Pues no.

Nos ha tocado vivir una crisis económica y de la que parece que nunca saldremos, (poco ayuda esa corriente tremendista cuya existencia parece interesarle a los más poderosos), pero creo que estamos sufriendo una más importante aún: Una Crisis de Valores. Valores como la honestidad, generosidad, solidaridad, respeto, sacrificio, lealtad, servicio, paciencia…

 

Hace apenas unos minutos que he terminado de ver la película “Margin Call”, y ésta es un claro ejemplo de lo anteriormente expuesto: Por un lado intenta darnos su visión de lo que bien podría tratarse del inicio de la crisis económica, pero por el otro, pone de manifiesto esa Crisis de Valores de la que hablo. No voy a desvelar nada de la película, no es mi estilo y aunque quisiera no podría, porque lo verdaderamente disfrutable de la misma son los personajes y sus diálogos. A primera vista parece difícil ponerse en la piel de estos economistas (son los malos de esta película llamada Crisis, ¿No?), pero sin apenas darte cuenta te ves atrapado por la historia y los personajes, y pronto comprendes que gran parte de ellos no son más que meras fichas de ajedrez que unos pocos mueven a su antojo. Pues bien, esos pocos carecen sobre todo de los valores anteriormente expuestos, pero lo peor es que el resto se contagia de las mismas carencias.

 

Pero no hace falta irse a una película para darnos cuenta de ésto, podemos verlo a diario en nuestro país, en nuestros trabajos, y hasta en nuestras familias. Tenemos algunos gobernantes (la mayoría) que están más preocupados de si mismos que de ejercer con responsabilidad los puestos para los que fueron elegidos; compañeros que aprovechan la más mínima para dejarte con el culo al aire si con ello pueden obtener algún beneficio, aunque sea a costa de hacer que la palabra lealtad sea cosa del pasado… son tantas las ocasiones en las que demostramos esa falta de valores, que si no fuera por todas aquellas personas que aún no han olvidado la importancia de tener Valores, habría arrojado la toalla hace tiempo.

 

Por suerte sigo rodeado de personas que merecen la pena, personas que aún creen en esos valores, y por suerte muchas de esas personas de las que hablo son mi familia.

 

“Lo que verdaderamente no tiene precio en esta vida es poder dormir con la conciencia tranquila. Pero claro para eso hay que tenerla” @jesuslebrero